El 1 de enero de 1953, gracias a la gestión del destacado odontólogo porteño Ernesto Dighero, se realizó el primer show pirotécnico en la bahía de Valparaíso para recibir el año nuevo, tradición que se mantiene hasta hoy. Además, la ciudad había inaugurado la tarde del 31 de diciembre anterior un nuevo servicio de transporte público, los trolebuses que pasaban a reemplazar a los tranvías eléctricos tras años de postergaciones..

Mientras transcurrían las celebraciones del nuevo año, cerca de las 2:10 am, la central de comunicaciones del Cuerpo de Bomberos de la ciudad recibía la alerta de un incendio en la esquina de avenida Brasil con calle Freire, donde se ubicaba la barraca de madera Schulze. Una bengala disparada momentos antes había caído sobre la estructura originando el siniestro en este sector del plan de Valparaíso.

Concurrieron la totalidad de las compañías de bomberos de la ciudad. La octava y la undécima se apostaron por calle Blanco, donde se ubicaba el edificio de la Dirección de Caminos actualmente Dirección de Vialidad, mientras que las otras unidades atacaban el fuego en avenida Brasil. Luego de casi una hora de trabajo, la situación comenzó a ser controlada, por lo que el Segundo Comandante José Serey ordenó el retiro de la 1ª, 2ª, 3ª, 4ª, 5ª y 9ª compañías, quedándose el resto para finalizar el trabajo de extinción de las últimas llamas y posteriormente remover los escombros.

Los bomberos no advirtieron el peligro oculto en la parte posterior de la manzana, en calle Blanco 2064. Allí, en el almacén de vialidad, se encontraban escondidas varias toneladas de dinamita, cajones de pólvora, tambores de petróleo, parafina y bencina, ocultas ilegalmente sin tener conocimiento las autoridades correspondientes.

Cuando eran las 3:04 am una fuerte explosión se sintió en prácticamente todo Valparaíso y una gran columna de fuego se elevó por varios metros. Edificios situados a cinco cuadras a la redonda sufrieron la destrucción de sus ventanales y numerosos bomberos que se encontraban al interior de la barraca murieron instantáneamente. Otras cientos de personas resultaron gravemente heridas por quemaduras y por la caída de objetos producto del estallido. Uno de esos bomberos era Miguel Quintana, socio cofundador del club estaba en el interior de la barraca cuando recibió una orden de salir a la calle a buscar una mangera , sube las escaleras con rapidez y cuando llega a la calle se ve volando desde una vereda y aterrizando en la otra. Esa orden le valió que salvara su vida, siguió toda la noche combatiendo el siniestro, Miguel Quintana aun recibe homenajes por la abnegada labor que tuvo como bombero y por ser unos de los pocos sobrevivientes de aquel trágico incendio de la Barraca Schulze.