Eberhard Meier, tal vez el más grande montañista que ha tenido Chile en su historia. Alemán, miembro del Club Alemán Andino o DAV Santiago y cuyo final de sus días tuvo un desenlace trágico. Se destacó por hacer innumerables primeros ascensos en la Cordillera de los Andes, especialmente en la zona central de Chile. Después de llegar desde Venezuela en 1940, donde trabajó como joyero, país en el que pudo ascender el Cerro Avila.
Junto a Ludwig Krahl, Wolfgang Förster y a veces Wilhelm Niehaus entre otros protagonizaron una de las cordadas mas emblematicas de los años 40 al 60 en el medio siglo germano. Eberhard no solo se caracterizó por realizar notables primeras ascenciones si no que ademas las realizó en su mayoría por rutas no consideradas normales y en tiempos donde la tecnología del montañismo no existia como en nuestros dias.
Un cambio en el andinismo nacional ocurrió en 1945, cuando Ludwig Krahl y Eberhard Meier escalaron la pared sur del cerro San Francisco (4345m). Hasta ese momento en Chile, cuando todavía quedaban muchas montañas sin ascensión, el único objetivo de los montañistas era alcanzar las cumbres. Sin embargo, Krahl y Meier introdujeron una nueva perspectiva al intentar escalar una montaña por su cara más difícil. El San Francisco ya había sido ascendido en numerosas ocasiones por su fácil cara norte, pero lo que estos precursores buscaron fue algo nuevo y diferente intentando la ascensión por su difícil pared sur haciendo algo que nadie había hecho hasta la fecha lo cual es considerado el inicio de la escalada en Chile. Recibió el premio a la “Mejor Ascensión” de la Asociación Santiago de Ski y Andinismo.
Pared Sur del San Francisco (foto andeshandbook)
Mientras realizaban la ascensión, un grupo de amigos, entre los que se encontraba la esposa de Krahl, los observaba desde el valle. Al percatarse de que hubo un gran desprendimiento de hielo justo en el sector por el que se movían los escaladores, pensaron que estos se habrían accidentado por lo que organizaron un grupo de rescate que partió a buscarlos desde el lado norte del cerro. Para sorpresa del grupo de rescate, se encontraron con Krahl y Meier, quienes venían descendiendo no sólo en buenas condiciones, sino que además con una nueva cumbre como trofeo. Esta ruta, que hoy es conocida como la Krahl-Meier en honor a sus aperturistas, ofrece grandes dificultades para los andinistas actuales y ha sido repetida sólo en contadas ocasiones. Según las palabras de Krahl esta escalada significó “… el comienzo de una nueva modalidad en el andinismo chileno… tratando de abolir el concepto clásico del andinismo que, por mucho que se diga en contra, en el fondo no es otra cosa que cargar un bulto y echar a andar.”
Ese mismo año haría también los primeros ascensos de los cerros Placas y Diablo. Al año siguiente haría el primer ascenso de un 6000, al subir junto a sus compañeros Krahl, Köster y Förster el cerro Alto. Este estilo de hacer montaña llegaría a una de sus máximas expresiones cuando Krahl y Kunstmann, esta vez acompañados por Hoffmann y Meyer, en 1953 escalaran una montaña considerada imposible hasta ese momento: el Castillo (5468m) ubicado al fondo del cajón de los Baños Colina. Esta gran ascensión es considerada el inicio de la escalada artificial en Chile y el grado de dificultad de esta misma es tal, que recién ha sido repetida por primera vez en el 2009, esta vez por otro grupo del DAV formado por Darío Arancibia, Ralph Jaiser y Felipe González Donoso, quienes alcanzarían la cumbre en una jornada maratónica, sin campamento intermedio. En 1945 consiguió el primer ascenso del vecino cerro Manchado. A continuación participaría de los primeros ascensos de cerros tan destacados como el Trono (5477m), Laguna (4090m), cerro de Federico (4000m), Picos del Barroso cumbres Oeste y Central (5150m) por la que también recibiría el premio a la “Mejor Ascensión”, Sierra Bella (5230m), Nevado del Plomo (6050m), Sierra Esmeralda (4500m), León Negro (5151m), primer ascenso del Juncal (6000m) por su glaciar colgante, San Hilario (4000m), Torre de Flores (4890m), primer ascenso por la vertiente chilena del nevado Piuquenes (6000m), Loma Amarilla (4900m), Estravío (4000m), Meso cumbres Este y Norte (6150m). Tal vez la ascensión más destacada que realizó fue el primer ascenso íntegro de la ruta Güssfeldt al Aconcagua en 1952, la que sólo fue repetida en dos ocasiones y hoy está prohibido realizarla.
De izquierda a derecha: Wilhem Niehaus, Rosa Schregle (esposa de Krahl), Eberbard Meier, Ludwig Krahl y Wolfgang Föerster. (Foto Ulrich Lorber)
Ascenso al Tupungato y Sierra Bella 1949
En el momento mas esplendoroso de su carrera como montañista decide hacer un viaje a Alemania para visitar y despedirse de sus ancianos padres.
Estando alla decide realizar una excursión por los Alpes y en un desafortunado accidente pierde un pie que lo dejaría invalido para realizar grandes ascensos. De esta forma y sin otra opción dedicó sus últimos años a realizar excursiones en solitario a lugares de menor altura para fotografiar principalmente la flora de estos lugares. En una de estas excursiones en solitario a la Cordillera de Linares el año 1964 es asaltado dentro de su carpa para ser robado y posteriormente asesinado. Eberhard termina tendido, abandonado sus últimos días, uno de los mas grandes montañistas que ha tenido Chile.
En 1985 un grupo del DAV, entre los que se encontraban Cristián Burrachio, Christian Thiele y Waldo Farías, organizaron una expedición por más de un mes al valle del río Colorado. Dos de los miembros de esta expedición, Rolando Nuñez y Richard Watjen, bautizaron una cumbre de casi 6000m al norte del Nevado sin Nombre como Punta Meier. Aún así la deuda con Eberhard Meier sigue pendiente de ser saldada.
El final de Wolfgang Förster no fue mucho más feliz. Tras la muerte de su amigo Meier disminuyó de forma notable su actividad, que lo había llevado a realizar más de 20 primeras ascensiones. En 1993 murió atropellado por un automovilista. Sus cenizas fueron depositadas a los pies de un árbol plantado por él mismo junto al refugio de lo Valdés. No lejos de ahí ha sido bautizada con su nombre la cabaña para uso de los socios. Además el prestigiado vulcanólogo Oscar González Ferrán bautizó como Cordón Förster a un grupo de montañas en la región del Ojos del Salado.
A su vez Ludwig Krahl terminó sus días en 1996 a la edad de 74 años, víctima de una repentina afección. Sin embargo es necesario destacar que en el año 1991 con 69 años de edad hace un nuevo intento a uno de sus cerros favoritos: el Plomo. El no alcanzar la cumbre no sería impedimento para que lo intentara nuevamente dos años más tarde, cuando ya contaba con 71 años. Tal era su determinación por alcanzar la cumbre, que regresó de esta con congelaciones. Aparentemente habría postergado su propia seguridad por la de uno de sus hijos que lo acompañaba, provocándose congelaciones hacia el final de su vida. (fuente Dav)